sábado, 28 de febrero de 2009

O´ob, los primeros pobladores

Hermosillo, capital del estado de Sonora desde el año de 1879, en la actualidad es una ciudad donde se pueden observar diversas manifestaciones de grupos culturales locales y algunos más que han llegado con el paso del tiempo; pero ¿quiénes fueron los primeros habitantes de esta región?

Durante la conquista de los pueblos mexicanos, los misioneros fueron los encargados de la conversión de los pueblos nativos a la vida civilizada, en sus exploraciones estos misioneros fungieron también como cartógrafos. En el noroeste, hacia el año 1692 el misionero Adán Gilg localiza el asentamiento que actualmente es Hermosillo, como Pitiquín de Pimas Cocomacoques, siendo este el registro más antiguo que se posee de la actual capital de Sonora.

El asentamiento se ubicaba en la confluencia de los ríos San Miguel y Sonora. Dicho territorio era ocupado por el pueblo autodenominado o´ob -gente-, aunque es popularmente conocido como “pima”, debido a las primeras interacciones con los europeos, pues pim era el término en su lengua para decir “no entiendo” o “no sé”.

El pueblo o´ob emigró desde el oeste de Canadá y al llegar a Sonora luchó contra los seris (comca´ac), despojándolos hacia la costa. Los pimas eran seminómadas, ocupaban cuevas, practicaban la caza, la recolección, preparaban conservas de los frutos de temporada para ser consumidos durante la época del año que éstos escaseaban.

Los o´ob construían armas como los carcaj, flechas, macanas y hondas, y además poseían técnicas guerreras. Depositaban su fe en un ser superior no definido, que era representado por la persona más longeva de la etnia, le otorgaban atribuciones de juez y hacedor y aunque realizaban fiestas en su nombre nunca le construían altares ni figura de ídolo.

Los o´ob fueron parte de múltiples levantamientos durante las décadas siguientes a su encuentro con el hombre blanco. Con el paso de los años fueron siendo desplazados hacia zonas más marginales, restringiéndose actualmente sólo a comunidades de la sierra Madre Occidental. Aunque ahora los pimas nos parezcan pueblos ajenos o lejanos es importante saber que nuestras raíces no se encuentran tan lejanas, pues aún a mediados del siglo XIX los pimas formaban parte de nuestra sociedad, aunque de forma minoritaria.

sociedad del conocimiento, un compromiso común

Hace 100 años parecía imposible comunicarse efectivamente con alguien al otro lado del mundo. No han pasado 50 años de que el hombre llegó a la luna. Hacia finales de la década de los 60 se lograron los pequeños grandes logros que darían lugar al mundo del Internet. Así podemos seguir citando avances tecnológicos, cada vez más sofisticados.

Cada uno de estos eventos han marcado etapas en la sociedad y a su vez ésta se ha hecho más dinámica, a la par que los individuos nos enfrentamos a un flujo enorme y creciente de información. Nos hemos convertido en receptores y procesadores de información.

Actualmente el mundo nos exige crear más y mejor conocimiento y las nuevas tecnologías nos facilitan la difusión del mismo en lugares impensables en cuestión de segundos.

Las universidades públicas se han convertido en sedes de creación y difusión de conocimiento ya que no sólo cuentan y gestionan la infraestructura necesaria para la investigación, sino también en ellas confluye un gran parte de la población interesada en la formación de estas sociedades de conocimiento.

Apegada a este contexto creo que los que formamos parte de este sector de la sociedad, que posee la tecnología y los medios para formular conocimiento, nos corresponde responsabilizarnos del buen manejo y difusión de la información.

viernes, 20 de febrero de 2009

Las antiguas voces de Pitíc

El anciano pima y el venado mágico

Había una vez un anciano pima, el último de su tribu que vivía en lo alto de un cerro con un bonito venado que había criado desde pequeño. Alejado de las gentes vivían muy felices, hasta que un día llegaron los hombres blancos tumbaron todos los pinos y mataron los animales, preocupado el anciano le decía al venado: si esto continúa un día acabaran con todo lo que nos queda, ¿Qué podemos hacer? El venado contesto: “debemos hablarles para no morir”, entonces hablaron pero no entendieron y un día mataron al venado y al anciano lanzándolos a una barranca, pero cuando llegaron al fondo se convirtieron en muchas raíces que no pudieron tumbar.

Nicolás Mora Jiménez
Escuela Primaria “Nueva Creación”
Quibor, Yécora, Sonora


La anterior leyenda pima expresa la realidad a la que se enfrenta la mayoría de los pueblos nativos que ven como día a día se diluyen sus costumbres y donde el legado más importante que poseen como rasgo distintivo de su cultura es su lengua originaria.

“Debemos hablarles para no morir”… Mañana, 21 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna. A mi parecer debería ser un día de importancia para tomar conciencia de que debemos fomentar la preservación de las diversas lenguas, para no perder nuestros grupos étnicos.

Quise tomar como ejemplo a la etnia o´ob o pima pues fue el pueblo que fundó el asentamiento que con el paso del tiempo dio lugar a Hermosillo. Los pimas ocuparon esta región hasta la primera mitad del siglo XIX, aunque como un sector minoritario, ya que la sociedad colonial y posteriormente el Estado moderno los fue segregando hasta ocupar solamente comunidades ubicadas en la sierra Madre Occidental.

Aunque el antiguo Pitíc perdió a su comunidad o´ob, aún en el presente continúa la diversidad étnica, pudiéndose encontrar en nuestro municipio más de 45 lenguas.


viernes, 13 de febrero de 2009

El Hidalgo peregrino

La época del Porfiriato se distingue en la historia de nuestro país por diversos motivos políticos, sociales, económicos y culturales. Se destaca la adopción de modos de vida importados de Francia, entre ellos rasgos en la arquitectura. En Sonora este periodo trajo consigo auge económico y con ello crecimiento de las ciudades mineras y de la capital. En esta última se edificaron importantes construcciones que hoy día dan cuenta de aquel proceso de urbanización.

Con motivos de la celebración del primer centenario de la Independencia de México, Porfirio Díaz decretó que se instalaran a lo largo de la avenida Reforma, en la capital del país, las estatuas de dos héroes de cada estado de la República. De los dos correspondientes a Sonora el gobierno local obtuvo réplicas en yeso para ser colocados en su capital.

Es así que influenciados por la moda de erigir monumentos a los héroes nacionales, en Hermosillo se optó por hacer lo propio e instalar un monumento a Miguel Hidalgo. La estatua que actualmente se encuentra en la plaza que lleva el nombre del mismo héroe tuvo que ser sometida a una lucha de posturas para definir su ubicación.

El entonces llamado Jardín Hidalgo se inauguró el 15 de septiembre de 1910, gracias a la gestión de un grupo de ciudadanos simpatizantes del presidente de la ciudad, Guillermo Arriola. Es aquí donde se encuentra un dato curioso: Luis E. Torres, que en esos momentos ocupaba la gubernatura del estado, inauguró el mismo día y muy cerca la plaza Centenario y puso la primera piedra para montar una estatua de Hidalgo.

En 1912 el Comité de Suscripción Popular Pro-Monumento se vio triunfante pues tanto la primera piedra, la base de mármol y la columna fueron trasladados a la plaza Hidalgo, siendo entonces José Camou Camou presidente municipal. No obstante la nueva ubicación no fue del todo permanente; pues en décadas posteriores el monumento permaneció por un largo lapso en una ubicación distinta.

En 1957, la estatua del Padre Hidalgo cambió nuevamente de sitio, pues fue reubicada a la plaza 16 de septiembre, donde permaneció hasta el año 2003, cuando se restableció el conjunto de la plaza. Sin embargo no todos los elementos originales se restituyeron ya que la columna de mármol que sostuvo a la estatua desapareció años atrás.



Fotos por: Marcos Why

emeerrezeta

viernes, 6 de febrero de 2009

Carta a Dr. Denise Dresser

6 de Febrero de 2009



Muy apreciable Dr. Denise Dresser:

Es agradable poder saludarle y presentarle mi más sincero respeto. Debo señalar que últimamente me he sentido un tanto confundida e inmersa en problemas, haciendo referencia a que desde hace algún tiempo por todos lados se oye “crisis” y a ella se culpa de todo, con el comienzo del nuevo año no sólo parece que esto no tendrá fin, sino que cada día veo más próximos los problemas.

Hermosillo en momentos me resulta irreconocible. Inclusive se percibe un ambiente denso dentro de la propia universidad. Pero al menos hay algo que me ha hecho ver un poco diferente el tono de estos días y fue escuchar algunos de sus discursos y entrevistas. Ahora siento que sí existen personas sensatas que son capaces de mantenerse fuera del circo político y que no temen señalar y alzar la voz.

Los discursos que observé me parecen excepcionales, y cómo no sentirlos tan cercanos si describen a la perfección nuestro día a día, desde que nos levantamos y salimos de la casa, sin la certeza de regresar a ella, en las escuelas, los trabajos, la calle, el transporte, etcétera.

Si bien el discurso de qué hacer para crecer tuvo gran realce, me gustó mucho más el de los ciudadanos vasija –no puedo evitar que esa frase me erice la piel una y otra vez- y es que cómo podemos decir “Nuestro México” sin hacer nada por él, cómo podemos esperar levantarnos un día y que todos los problemas hayan terminado, si sabemos que nos fuimos a la cama completamente concientes de que pusimos nuestro país en manos de un puñado de alimañas ávidas de poder, sólo porque nos entretuvieron un rato con proselitismo.

Ahora que lo pienso es difícil pensar en México contra la crisis mundial, pero bien podemos empezar por México contra su propia crisis, México contra los monopolios, México contra gobiernos incompetentes, mexicanos contra la ignorancia, sonorenses contra el dueño de Sonora, ciudadanos contra el teatro de los partidos políticos. Porque así definiría nuestra situación: nos quedamos sentados viendo como PRI, PAN y PRD, juegan a que se pelean el poder, cuando realmente sólo se lo están repartiendo, mientras que éste debería estar en manos de los espectadores. Tristemente somos los espectadores que más cara pagan la función. Un país de pobres que pagan por los servicios precios más elevados que los habitantes de los países de primer mundo.

Doctora, le doy las gracias por ser una mexicana ejemplar, por poner muy en alto el significado de ser mujer, por devolverme la esperanza y hacerme ver que no existen fórmulas para países prósperos o que al menos éstas no dependen de los políticos sino de ciudadanos comprometidos.

Me despido deseándole éxito y salud y esperando algún día poder estar en alguna conferencia para aplaudirle con el corazón.



Barbara Huipe Robles